martes, 4 de noviembre de 2025

PALACIO Y CÁRCEL



Ambos están allí encarcelados, uno con mucho y otro con nada.
Ambos en cautividad en un mundo muy real. 
¡Uno en un palacio y el otro en una cárcel!

El príncipe cautivo entre muros de oro y capaz de sedas, entre columnas de mármol y coches de carreras...
Silencio pesado, mucha comida y bebida. Se siente todo el día y noche observado, pero nunca visto por nadie.

El príncipe se mira al espejo y baja su mirada triste viendo la  máscara de su rol.
Se pregunta ¿tanto pesa mi corona para vivir en soledad?
Es un cautivo por sus expectativas, por el protocolo y tradiciones obsoletas, muy falto de autenticidad...

Mientras el pobre, está cautivo entre cuatro paredes y rejas físicas, 
de injusticias, y su desesperación es real.
Su prisión es de hierro y miseria, el mal olor y la humedad es el aire que respira, siempre recontados, mañana y tarde.

Los ecos de los pasos, una navaja no vista, una total sumisión, 
la luz es tenue viene las sombras de la muerte.
Es su injusticia palpable, está cautivo entre el óxido de las rejas.

Ambos miran sus ventanas, ambos miran el cielo, ambos desean amar y ser libres...
Para el pobre a través de las rejas, su anhelo no es la riqueza sino 
su libertad.

Para el príncipe poder vivir libre, como un simple mortal...
Ser imperfecto y poder amar, pasar necesidad y no ahogado en su opulencia.

No se dan cuenta ambos, que su cautividad es interior, no depende 
de estar en un palacio o una cárcel. Sino una esclavitud moral.

El sol que ilumina a ambos rostros a través de las ventanas.
trae un mensaje de amor, un mensaje que ambos conocen.
 "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libre"

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Foto de la red.

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