lunes, 12 de octubre de 2020

MAPUCHES


¿Cómo acallar las voces 
de los hijos de la tierra?
¿Cómo acallar el sonido 
viento, del agua, de la libertad?

¡No hay un fin, en la vida!
 Doscientos años de esclavitud,
bicentenario del olvido.
De la tierra y de nuestros orígenes.

Pies mojados por el roció,
custodios de la creación.
El hogar, la tierra, sus ríos y el mar.
de techo, el cielo y las estrellas.

Sus hermanos, las aves de los cielos
y los animales del bosque.
Reclaman su presencia...

Mapudungun...
Libres como el sonido de la tormenta,
poderosos como el fuego,
fuertes como el granizo,
rápidos como el relámpago.

Sutil al dolor,
suena el kultrung y la trutuka
cantan al Dios del cielo,
al poderoso Ngenechén, 
que doblara la mano del enemigo...

Allí la mujer,enseña a sus hijos
el reverenciar a la tierra por los siglos.
Cantan con el viento, al sagrado pewen
que les alimenta como gotas de lluvias.

El puma observa desde las montañas eternas,
el cóndor vuela...
Y el huemul busca a sus hermanos
¿Dónde están?

Donde la sangre del lonko,
saben que por la razón o la fuerza
este pueblo
¡Jamás será domado!

Este enemigo, que quiere sus tierras,
el huinca que lo destruye todo.
Se repite la historia en América.

El hombre está muerto por dentro
y vomita envidias, codicias, orgullo
soberbia y mentira.

¡Me avergüenzo, de mi sangre chilena!

Derechos Reservados- Propiedad intelectual del autor.
Se prohíbe su reproducción.
Foto de la red

 

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