y los muertos no paran de aplaudir.
Sus conciencias se atrofian
por el temor al cautiverio.
Hemos demostrado
ser una especie en extinción,
la lumbre se apaga,
solo brillan las errantes...
Palidecemos ante la mención de
sucesos desconocidos y terribles,
resuenan los tiempos y las profecías.
Estamos asediados por los puntos cardinales,
vamos a la deriva, siguiendo las olas...
¡No nos compadecemos de nada!
Todo lo hemos destruido,
incluso empuñamos las espadas
contra nuestra propia familia.
Gota a gota,
desaparecen nuestros ríos...
Y los caminos viejos,
no nos llevan a ninguna parte.
Las raíces se rompen y caen los árboles,
destruimos la naturaleza.
Somo hijos de nuestras obras,
calmamos la sed, viendo los frutos.
Sufrimos la misma enfermedad
¡La indiferencia!
Es el momento de parar,
las ratas tienen la vista corta...
Derechos Reservados- Propiedad intelectual del autor.
Foto de la red
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