en el letargo de unos segundos,
de sueños guardados
en la catástrofe de mis sentidos
Se ahogan mis ideas, respiro cloacas,
se asfixia mi alma, no hay respuestas.
Silencio de profunda agonía consentida
Ver la libertad desde una ventana,
con la música de violines
que rompen las notas del silencio
Caen los pétalos de una rosa muerta,
como cristales rotos hieren mis manos,
marcan de sangre mis ojos
¡Tú vives, yo estoy muerto!
La música habla de un poema,
de un infierno de Dante.
El tigre desgarra mi corazón
con sus afilados dientes.
Golondrinas, salen de mi pecho
en busca del Nilo.
Buscan el calor del dios Ra, al junco,
a la aridez de la tierra del creador,
de la fe, del amor de una cruz vacía.
Que falsa ilusión, ¡Todo es vanidad!
Semillas de maldad, grito al viento
mi desesperanza.
La muerte, danza como un ballet,
las abejas revolotean sobre la miel.
Eres el maestro, el poeta
de efímeros versos...
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