viernes, 28 de enero de 2022

ESTAMOS ACOSTUMBRADO

Nada ha cambiado, desde entonces...
Siguen los poderosos hombres de barro, 
jugando a la guerra, con sus dedos de paja. 
Mueven a sus políticos y a sus reyes corruptos.

Y las miserias de los hombres, 
recicladas en el tiempo. 
Crean en sí misma, más pobreza y desaliento.
¿Cuándo terminará todo esto?

Y con la iglesia hemos topado... ¡Más de lo mismo!
La gran ramera de nuestro tiempo, vestida de púrpura.
Roban, casas, tierras y monumentos, inmatriculadas 
a su nombre.

Y no solo eso, sus abusos y violaciones a los niños,
pagan todo con dinero, a costa de la fe.
Enmascaran sus rostros, con apariencia de piedad.

¿De qué escribir y para qué?

¡Si el hombre perdió el discernimiento!
No ven que murió el amor, que llevamos dentro.
Se apagaron nuestras lámparas...

Desaparecen los gorriones y nos acostumbramos a ello.
Las ventanas están vacías, aparecen los suicidios 
y en el olvido las fotos sin nombres, en pisos vacíos.

El mundo se contamina, es el virus de la soberbia. 
Nos derriba, crujen los huesos en fosas comunes,
los cráneos se apilan, en tumbas sin nombres.

No olvides a tu prójimo, al amigo, al invisible de tu vida.
Al que llora con lágrimas de hambre, y pasa frío en soledad.
Y a tu enemigo ¿Qué hacer con tu enemigo?
¡Señores de la guerra!

 

Derechos Reservados- Propiedad intelectual del autor.

Foto de la red 


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