convergen tranvías, entre bolsas de basuras.
Monumentos gloriosos conquistando el mundo y al hombre en su esclavitud.
Iglesias decoradas con la sangre de los mártires, y mosaicos de tu bella historia de un pasado tembloroso.
Cantan las gaviotas en tu hermoso puerto... ¡El fado de su gente!
Siete colinas alegres, tiene Lisboa.
Decoradas de grafitis, de una revolución, la voz de un pueblo.
Dios me dio muchos caminos para llorar, subiendo y bajando colinas.
Sembradas de hojas amarillas, mojadas por el rocío de las mañanas
Y me hizo crecer con las olas del atlántico y envejecer con árboles milenarios.
Visite ciudades a la espera de respuestas...
Aprendí a llorar por el ser que amo. ¡Siempre estuvo en mis pensamientos!
Sentía mis latidos del corazón, en cada paso que daba en busca de crecer y en esperar una respuesta. Mis pies se agrietan como el barro mezclado con el hierro
Lisboa ciudad antigua, de viejos palacios en colinas verdes, la música del fado no deja de sonar, recorrer sus calles, y por unas pocas monedas tiradas al suelo, la cantante llora por su sufrimiento y el de su gente.
Descendí cada peldaño de tu torre invertida, desde mi infierno interior en la oscuridad del silencio, hasta el fondo donde la luz esperaba por mí.
Los túneles, como la vida misma me llevaron al río de agua, de la vida.
Cascadas de purificación y belleza, Sindra no te olvidaré.
Crecí en el conocimiento de mi interior, de ser capaz de poder luchar, caminar y no parar. Descender de la luz a la oscuridad, para luego desde allí ser rescatado por el amor.
La llamada lo cambió todo, pidió perdón en Estoril, ya no quise caminar más, ni casino, ni fiestas, ni todo el dinero del mundo, puede dar tanta felicidad que el perdón, que se da por amor... Y en Belem, endulce mi día, mmmmm...
Derechos Reservados – Propiedad Intelectual de la autor.
Se prohíbe su reproducción.Foto de la red
No hay comentarios:
Publicar un comentario