Su belleza, su sonrisa y sus palabras llenas de ternura, a
través de sus vídeos y audios, cautivaron mi atención.
Llegó el día y la hora y yo me dormí, ¿Vienes? me pregunto.
Me dije, eres un hombre de palabra ve, en busca de la ilusión
perdida. ¡Ese deseo de amar, y sentirte amado!
Fue verle y recordé la Divina Comedia, su belleza digna de
los ángeles, su porte, su naturalidad, sus ojos, su pelo ondulado,
su sonrisa, tomó mi mano y me sentí en casa.
Se inclinó hacia mí y me beso, con tal suavidad, calor, ternura y sentimiento, que pude ver el viento, como hace mecer el dorado trigo, en una bella tarde de verano.
Como la suavidad de unas sábanas de seda, que cubre y se
deslizan por la piel, y te hace sentir, que éramos dos seres
elegidos por el cielo, para que se amaran.
Me invitó a tomar algo, yo solo quería tocarle.
¡Saber si era un ángel! y me dijo, toca y muerde para que
veas que soy real.
Le descubrí sus pechos, y bese con pasión y mordí
sus pezones, hermosos frutos de la creación, sus alas
me abrazaron y me apretó contra sus pechos.
Y de su boca, salió los primeros sonidos de placer,
¡Come no pares! y comí del fruto prohibido, mírame dijo
mientras me amas, obedecí y le mire mientras lo hacía.
Entre besos que eran como la espuma del mar, llevadas
por las corrientes marinas a las orillas de nuestros sentidos,
de nuestros cuerpos, a las orillas más recónditas.
Viajamos por mundos secretos, ocultos, profundos e íntimos
de sonrisas y conversaciones, estábamos complementándonos,
todo a su alrededor tenía una áurea de paz, y armonía.
Ven me dijo te llevaré a conocer los nueve círculos del cielo,
y conocerás mi morada, y le seguí...Comenzó una melodía de sensaciones, besos, caricias, las nubes de su mundo, cubrían
el ambiente.
Humano, es hora que aprendas y pruebes del poder de la
claridad de los sentidos, toma de mi corazón la fuerza y de
mi aliento el poder.
Nuestras lenguas se mezclaron suavemente entre movimientos
sensuales y suaves, y el erotismo era palpable me dio su aliento
y sellamos nuestras bocas manteniendo una sola respiración.
Y me llevó en un viaje a ver el segundo y tercer círculo
del infierno de Dante. Mis demonios, salieron del lado oscuro
de mí ser y le demostré de que estábamos hechos los hombres.
Sus alas se quemaban mientras volaba , el fuego del infierno le consumía, para, para, llego el momento de salir, de volver
y salimos. Como una sinfonía inacabada.
Llegaron los aplausos fue un extraño y único final.
Sentí que me entendía, nos conocíamos ahora, pero desde
los cielos estábamos predestinados.
Yo había terminado con todas sus fuerzas celestiales.
Llore, ante su presencia, porque mi corazón está roto.
No por debilidad, porque soy un hombre fuerte.
Sino por el sufrimiento que la humanidad padece.
El en todo momento me amo, vino para darme luz, la mañana terminaba y el tiempo de un ángel de luz, es fugaz, efímero...
Debía descansar...
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Se prohíbe su reproducción .
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