viernes, 28 de junio de 2024

NOS MIRABA DALÍ


Allí estaban los dos antagonistas, dos hombres, cada uno a su vera.
Adversarios dispuestos a probar el amor, que idealizaban.
Los dos sedientos de amor, de cubrir la tristeza que consigo llevaban, con un manto de ternura, aunque fuera por un poco de tiempo, quizás veinticuatro horas.

Y poco a poco mirándolo todo se dieron cuenta que Dalí les miraba, y la habitación se volvió un campo de batalla, en un lienzo blanco. Donde los cuerpos de barro, desnudos de la santidad divina. 
Se habían envenenado del poder de la lujuria, los pinceles y colores pintaban en esos cuerpos.
El morbo y el deseo más oculto de la mente humana. 

Los relojes de la memoria, pintados se derretian por el calor del infierno de Dante.
Las dos bestias en forma de tigres, salían de los peces y de la nada, en busca de un cuerpo desnudo, dejándose llevar a los deseos de la carne, para morder y desgarrar todo con sangre. 

Los caballos cabalgaron por las praderas, en la tentación de San Antonio. 
Nada comparado con esta tentación, de estos dos hombres, con movimientos dignos de recordar por siempre.
Cabalgando y gimiendo con la belleza del arte de amar, con movimientos acompasados y su piel rozando lo blanco del lienzo.  ¡Toda una obra de arte!

Mientras la mujer sodomizada por sus cuernos, nos daba la espalda, mirando por la ventana al firmamento, deseando escapar de dicha habitación.
Allí los hombres gimiendo, como si el mundo terminará por la mañana.

Dos hombres viriles, oponentes en todo sentido y pensamientos. Cuestionándolo todo, una lucha más allá de la razón y de la palabra.
Pero cuando sus miradas se cruzaban y sus ojos verdes y negros color de aceitunas se miraban, no existía nada.

El tiempo se detenía, el corazón latía a un ritmo de pasodoble español.
La sangre hervía por las venas, y los besos se mezclaban como pétalos de claveles rojos.
Se los comían con la pasión que expresaba Dalí, en sus obras.

El gran masturbador, se hizo realidad, Dalí lo pintó para Gala, pero hoy se parió, un placer que nunca sintió, los gemidos eran torrentes entre dos aguas. 
Sobre el lienzo, la obra maestra de la vida. 

Todo el arte representado en este cuadro que hoy describo es en honor a esos hombres, antagonistas en too sentio.  
¡Menos en el sexo!


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Foto de la red



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